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Testimonio de una mujer a la que el Tantra le cambió la vida
Testimonio

“Yo nunca había tenido un orgasmo, y esta es de las primeras veces que lo puedo decir con el verbo en pasado. Tengo 34 años y esto ha sido algo con lo que he convivido en silencio durante muchos años, que me ha pesado y me ha condicionado más de lo que imaginaba.

Mi vida sexual la inicié de joven, con un novio del que estaba tremendamente enamorada. Descubrir el deseo, los cuerpos y el placer fueron momentos mágicos, pero al cabo de un tiempo apareció un pensamiento: ¿por qué no tenía un orgasmo? Al principio no le hice caso a esa voz, pero con los años la escuchaba cada vez más fuerte. ¿Por qué no pasaba? Tenía deseo, sentía atracción, sentía mucho placer, pero al final de todo no llegaba lo que supuestamente debía llegar. Y entonces se empezó a acumular en mí una especie de frustración. ¿Por qué no pasaba? Daba igual si era una noche romántica, si era una noche de fiesta y borrachera o si era una mañana perezosa, sentía ganas y me sentía sexualmente muy activa, pero algo no llegaba.

A los 27 años decidí por primera vez tomar responsabilidad sobre mi placer y decidí buscar ayuda, fui a ver a una sexóloga, al cabo de un par de años a otra… y aprendí mucho. Entendí que yo que me consideraba una chica moderna, sociable, viajera y con un trabajo apasionante, en realidad había recibido una educación sexual tremendamente limitada a estereotipos. Fue un tiempo de investigar y probar otras maneras de tocarme que me proponían, y me encantó, pero el orgasmo seguía sin llegar, y no era capaz de llegar más lejos hablando con la sexóloga en su despacho. Un día me dijo que la frustración que yo sentía era provocada por mis expectativas, porque en realidad yo sentía placer, así que si dejaba de querer tener un orgasmo, desaparecería el problema. Y con ese sabor a resignación acabaron las sesiones, debía aprender a conformarme.

El año pasado, por casualidad y sin haberlo buscado, me encontré en un taller de tantra con Elma y en un ejercicio jugando con la respiración sentí un hormigueo de placer por todo el cuerpo. Fue algo inocente, fue breve, sólo estaba respirando, no estábamos haciendo nada sexual… pero algo se despertó en mí, porque aquella sensación era diferente. A los pocos días la llamé, quería saber si el tantra podía ayudar a desbloquear mi cuerpo. Ella me dijo que rotundamente sí, pero entendí que dependía de mí, primero tenía que volver a habitar mi cuerpo, que poco a poco se había ido cerrando, y confiar en mí.

Con Elma descubrí que nuestra forma de comportarnos sexualmente es un reflejo de cómo nos comportamos en la vida. Cuando el orgasmo no llega es porque de forma inconsciente no somos capaces de soltar el control, yo lo sentía como una incapacidad de entregarme completamente al placer. Pero desde la cabeza, desde lo racional, eso no se puede desbloquear porque es un acto inconsciente. En estos años de búsqueda, varias personas me han preguntado delicadamente si yo había sufrido algún tipo de abuso de pequeña, aunque no fuera un abuso explícito, pero la respuesta es que no. Nadie me había hecho daño nunca, no había una explicación racional para que mi cuerpo de forma inconsciente se cerrara, pero lo hacía.

Antes de la primera sesión con Elma tenía una extraña vergüenza que se desvaneció al entender la naturalidad con la que es capaz de acompañar a las personas a experimentar el placer, y de introducirse en un mundo tan íntimo con tanto respeto y amor. Hasta llegar a estar escribiendo esto ha pasado tiempo, ha sido un proceso en el que he ido aprendiendo mucho sobre mí: rebajar las expectativas y las ansias de llegar a, tener paciencia, estar presente en el cuerpo, respirar el momento, soltar, soltar, soltar… ha sido un viaje, un viaje increíble, y un viaje que ahora entiendo que no ha hecho más que empezar!!!

En una sesión con Elma,  llegó ese gran día que tanto tiempo mi cabeza había imaginado, tuve mi primer orgasmo !!! y lo curioso es que yo ese día no estaba esperando que pasara nada concreto, solamente me permitía disfrutar el momento. El tantra te lleva al cuerpo, te vacía la mente de pensamientos y expectativas, y solo desde ahí la apertura es posible. Fue increíble, fue un sí a la vida, fue un dejarme llevar, fue maravilloso!!! Y cuando ya había llegado al clímax de repente eyaculé!!! de repente estaba saliendo una especie de agua, eso que dicen que pocas mujeres llegan a experimentar!!! No tengo palabras para explicar la emoción que sentí al darme cuenta de lo que había ocurrido, mientras todo mi cuerpo temblaba y poco a poco volvía a la realidad!!!

Lo más increíble de todo, es que ahora sé que más allá del orgasmo hay mucho más, todo un mundo para explorar. El tantra te enseña a mover la energía sexual, a subirla para expandirla, para expandir el placer, y lo pude sentir en un momento fugaz. Por primera vez agradezco haber tenido este “problema” y haberlo arrastrado tanto tiempo, porque sin él puede que nunca me hubiera acercado al tantra, y me hubiera quedado sin saber que más allá de lo que yo creía que era el máximo placer hay mucho más. Como siempre en la vida, los obstáculos que nos encontramos en el camino, son las oportunidades que tenemos para crecer y romper con nuestros límites.

Más allá de lo sexual, algo ha cambiado en mí. Ha sido como si una losa pesada que arrastraba sobre los hombros se esfumara, ha sido una tremenda liberación, de repente he sentido una enorme seguridad en mí, se podría decir que me siento poderosa aunque suene extraño, el poder de lo femenino. Ganarle esta batalla a tantos años de frustración es… orgásmico!! Así que esta búsqueda personal me ha llevado más lejos de lo que buscaba y me ha dado más de lo que le pedía, ¡gracias!

A todas las mujeres que viven este problema solo quiero decirles que no se resignen, que no se conformen, que tenemos un cuerpo y tenemos derecho a disfrutarlo. Vivimos en una sociedad que nos ha masculinizado, y recuperar la capacidad orgásmica es recuperar nuestra feminidad. No llegar al orgasmo no es culpa de la persona con quien compartimos la cama, mis parejas han sido tremendamente generosas en caricias, tiempo y dedicación… llegar al orgasmo, o mejor dicho disfrutar de nuestro placer en su máxima expresión que es más allá del orgasmo, es exclusivamente responsabilidad nuestra.

Alguien me dijo hace un tiempo que la vida es un banquete y que sólo los tontos se quedan con hambre. Yo debo reconocer que he hecho bastante el tonto! ¡Pero ahora a disfrutarnos y a disfrutar la vida con todos sus colores, bienvenida la primavera!”

Mujer, 34 años, Barcelona

www.elmaroura.com

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