Testimonio del proceso con Elma
Como todos en una medida u otra, atraviesas momentos que te alejan de la paz. Sientes inseguridad, desorientación, soledad, apatía, incomprensión, impotencia, miedo…dolor en una u otra de sus manifestaciones. En tu intento de huir de estas sensaciones inicias una búsqueda desesperada de algo que pueda al menos hacer disminuir su intensidad por un rato. Y efectivamente, ocasionalmente encuentras algo que más o menos te funciona en parte, … pero no del todo. Prosigues con tu búsqueda hasta que por fin hayas algo que da toda una nueva perspectiva a tu vida desde la raíz, que ahonda en el núcleo de tus emociones y pensamientos. Esa ha sido mi experiencia al incorporar a mi vida la técnica que Elma transmite en sus talleres.
Lo maravilloso es que es efectivamente una técnica, algo concreto, con unos pasos definidos a seguir que te van guiando de forma casi imperceptible a toda una nueva perspectiva de cualquier aspecto de tu vida que te apartara del bienestar, desde la más insignificante anécdota al acontecimiento que más pueda torturarte. El dolor se va diluyendo como por arte de magia hasta quedar sustituido por un sentimiento de paz y gratitud. Lo más asombroso es que es aplicable a todo pensamiento, a toda circunstancia.
Si tienes la oportunidad de ver como una y otra vez al poner en práctica el profundizar, diseccionar tus pensamientos, tus creencias, por más arraigadas que te parezcan se transforman, se disuelven, reconciliándote con lo que ha sido, con lo que es.
Y lo mejor de todo es que poco a poco va cambiando tu forma de enfocar cada experiencia, llegas a relajarte realmente y dejas de funcionar basándote en apegos y expectativas. Liberada de tu empecinamiento por hacer encajar lo que te rodea a tus limitados y obtusos esquemas, las cosas se muestran con la sencillez con la que fluye la propia naturaleza, con sus ciclos, sus imprevistos, pero dónde todo acaba equilibrándose y cobrando sentido. Llegas a ver la Verdad oculta a tu visión distorsionada, interesada y parcial, que después de todo sólo te hace sufrir.
Este apasionante viaje por tu mente se complementa con el trabajo con la respiración en el que, precisamente aquietando completamente la mente, te concentras en el sentir y desde allí tu propio cuerpo te reajusta, se abre y te libera con la sabiduría que infaliblemente te muestra cuando tenemos el acierto de escucharlo.
Sin duda un antes y un después. Ha cambiado mi vida. Gracias.“
Mujer, 47 años, Barcelona